En estos últimos días, se ha vuelto casi un cliché el declarar que los secundarios están dando una lección a las organizaciones sociales y sindicales, y al conjunto del país. La fuerza, la masividad y la convicción de su movilización ha forzado a una negociación rehuída por el gobierno y ha puesto en el centro de la agenda nacional las temáticas de la educación y los problemas estructurales que la afectan.
De forma, por decir lo menos, extraña, se ha concretado el compromiso de realizar un "gobierno ciudadano" que la propia presidenta Michelle Bachelet impulsó como sello de su mandato. Después de ignorar sus planteamiento, de intentar criminalizar el accionar de los secundarios, de imponer sistemáticamente la represión sobre su movilización, de cerrar los espacios de diálogo, el gobierno ha tenido que asumir los planteamientos de los estudiantes e instalar una mesa de negociación sin restricciones.
La lección que nos dan los secundarios es sencilla y conocida por el movimiento de trabajadores: el camino para transformar la sociedad y concretar las demandas, al menos de aquellos que no detentan el poder en nuestra sociedad, se encuentra en la organización, la movilización, y el compromiso de cada uno.
Es importante destacar que, aún cuando el movimiento ha logrado una gran amplitud, la base fundamental del mismo son los jóvenes que estudian en el sistema municipal de educación. En concreto, se trata de los hijos e hijas de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Ellos han decidido tomar las riendas de su futuro en sus propias manos y hacerse cargo de ser actores en la transformación que el sistema de educación requiere.
Es por esto y fundamentalmente porque tienen razón que hacemos un llamado a solidarizar con el movimiento estudiantil secundario.
De forma, por decir lo menos, extraña, se ha concretado el compromiso de realizar un "gobierno ciudadano" que la propia presidenta Michelle Bachelet impulsó como sello de su mandato. Después de ignorar sus planteamiento, de intentar criminalizar el accionar de los secundarios, de imponer sistemáticamente la represión sobre su movilización, de cerrar los espacios de diálogo, el gobierno ha tenido que asumir los planteamientos de los estudiantes e instalar una mesa de negociación sin restricciones.
La lección que nos dan los secundarios es sencilla y conocida por el movimiento de trabajadores: el camino para transformar la sociedad y concretar las demandas, al menos de aquellos que no detentan el poder en nuestra sociedad, se encuentra en la organización, la movilización, y el compromiso de cada uno.
Es importante destacar que, aún cuando el movimiento ha logrado una gran amplitud, la base fundamental del mismo son los jóvenes que estudian en el sistema municipal de educación. En concreto, se trata de los hijos e hijas de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Ellos han decidido tomar las riendas de su futuro en sus propias manos y hacerse cargo de ser actores en la transformación que el sistema de educación requiere.
Es por esto y fundamentalmente porque tienen razón que hacemos un llamado a solidarizar con el movimiento estudiantil secundario.
1 comentario:
Es el momento que los exitosos secundarios ocupen los espacios ganados. Seguirán teniendo las espaldas grandes del apoyo ciudadano.
Leer más en mi blog de periodismo Independiente.
Publicar un comentario